21 de noviembre de 2014

Realidad y fantasía en la literatura (fin)


Nos encaminábamos ya hacia Murnau. Habíamos dejado atrás las congestionadas autopistas y conducíamos por esas bellas y cuidadas carreteras secundarias alemanas. En un mapa que estaba en el coche alquilado, vi una estrella azul, indicando un kloster, un monasterio de interés turístico, cercano a una pequeña ciudad, Bad-Tölz, sin indicar exactamente cómo llegar. Quisimos visitarlo y me aventuré por una vía muy secundaria, que se fue haciendo cada vez más estrecha. En la distancia se dibujaba la silueta de unos edificios grandes. La carretera estaba sin asfaltar en los últimos metros. Llegamos hasta los edificios, uno de los cuales era claramente una modesta iglesia rural.

La puerta estaba cerrada, pero se podía franquear. Entramos y nos encontramos con un grupo de poco más de veinte personas que asistían a misa. La iglesia era una de tantas, barroca, en el estilo de la zona, con profusión de santos, vírgenes y angelitos. Nos colocamos detrás del grupo, en silencio. Casi nadie notó nuestra llegada. El sacerdote se dirigió a una pareja de ancianos en la primera fila y les entregó un regalo. El hombre era bastante alto y la mujer parecía una de esas viejecitas que se consumen en vida, dándose, vaciándose, literalmente, en sus hijos, en sus nietos. Se oía una música dulce y lenta, interpretada claramente por alguien no profesional. Había un enorme contraste entre el ajetreo de las carreteras y aquel reducto de paz. Una señora de la última fila le habló a mi esposa, tuteándola, lo que no es nada frecuente en Alemania, y le dijo que la vería a la salida.

Nos quedamos hasta el final de la celebración. El ambiente era tan sosegado y agradable, que podríamos haber permanecido allí la mañana entera, el día entero. Después de días viajando por Alemania, estábamos un poco cansados. Al salir, la señora que había hablado a mi esposa se acercó y se excusó, de la manera más amable y utilizando el usted, naturalmente, por haberla confundido con otra. Contó que conmemoraban las bodas de oro de unos amigos. Seguimos el viaje, había que seguir, pero lo hicimos todavía hechizados por lo vivido tan impensadamente. No quedó tiempo para visitar la abadía de Benediktbeuern y no nos importó demasiado. A la llegada a Murnau, y luego en España, hemos sido incapaces, a pesar de estudiar mapas muy detallados, de localizar el lugar tan especial en que estuvimos, la pequeña iglesia bávara.

Grabé un corto video, con la cámara de fotos. Se oye y se ve mal, pero lo ofrezco para dar una idea de lo trato de describir. De todo esto, sin una conexión demasiado evidente o lógica, nació la idea del relato. Es así como ocurre normalmente.
 
 

20 de noviembre de 2014

Realidad y fantasía en la literatura (IV)


En la entrada del quince de noviembre terminó mi relato Un viaje a Baviera, una ficción que debe parte de su trama a hechos reales, como trataré de explicar, y como ocurre a veces en todos los escritores. Aunque esto, en mi opinión, no es demasiado frecuente y casi siempre lo escrito se debe a la pura imaginación del autor. Suele tratarse de hechos sólo indirectamente relacionados con lo que se narra.

 Hace unos años, mi mujer y yo recorríamos Alemania, desde Regensburg, la antigua Ratisbona medieval, en la confluencia de los ríos Danubio y Regen —la ciudad en que nació Don Juan de Austria, hijo del amor o de lo que fuera entre el emperador Carlos y Bárbara Blomberg— hasta Murnau, al sur de Munich, junto al lago Staffelsee. En la ruta, queríamos visitar la célebre abadía de Benediktbeuern, fundada en el 739, originalmente benedictina, aunque ahora la ocupaban los salesianos.

La abadía ya fue visitada por Goethe en su tercer viaje a Italia, en 1786, pero se hizo famosa por haberse descubierto en ella, en 1803, el único manuscrito existente de los Cármina Burana, colección de canciones de los siglos XII y XIII, escritas casi todas en latín. Cármina quiere decir poemas o cantos y Burana es el gentilicio de Bura, el nombre latino de la actual Benediktbeuern.

Los poemas fueron escritos probablemente en Austria hacia el año 1230 y son un canto a la alegría de vivir y la búsqueda de los placeres terrenales, el amor carnal, el vino, el juego, la vida despreocupada de los estudiantes. También hay temas más filosóficos, como las estrofas dedicadas a la Fortuna, quizá las más conocidas de la obra, sobre todo desde que el músico alemán Carl Orff compusiera su famosa cantata del mismo título, Cármina Burana, estrenada en Frankfurt, en 1937.

Orff escogió veinticinco canciones y las ordenó para ser representadas. Desde joven conocía yo estos cantos, en la actualidad famosísimos, porque un discípulo destacado de Orff, el compositor español José Peris, que había estudiado bastantes años con él, decidió volver a España y tuvo una relación fugaz con mi Colegio Mayor de Madrid. Por todo ello, en mi viaje, buscaba yo la citada abadía, pero el azar me llevo a otro sitio que ni sé situar hoy con precisión. Dejo un vínculo para esa parte de la obra, la que canta a la Fortuna: http://youtu.be/GD3VsesSBsw. Las palabras iniciales son: O Fortuna, velut luna, statu variabilis, semper crescis aut decrescis…

(continuará)

17 de noviembre de 2014

A modo de aviso


Me prometí, y prometí, entradas menos frecuentes y más cortas en este blog. Sin embargo, acabo de enristrar tres, en días seguidos, y no cortas. Me justifico: era un relato, que no podía dividirse en demasiados fragmentos muy separados en el tiempo.

El título, Realidad y fantasía en la literatura, pretende explicar la trama de este relato concreto en virtud de hechos reales, vividos por mí y transubstanciados por mi imaginación; demoro su descripción, cumpliendo mi afán de moderar la frecuencia. Sirva esta nota para avisar a mis lectores: en próximos días escribiré más y me ajustaré al título de la entrada. Hablaré de un viaje a Baviera, de la abadía de Benediktbeuern, los Cármina Burana, Carl Orff, etc. Hasta pronto.
 
Me atrevo a sugerir o recomendar, a los lectores que visiten diariamente este blog, si los hubiere, que, cuando no haya entradas nuevas, lean alguna de las anteriores. Hay listas de ellas en los días 18 y 19 de octubre de 2014.